AUSPICIO DE :
SC ODONTOLOGÍA - Clínica de Ortodoncia Especializada
El Tranvía de Cuenca |
Cuando pusieron los rieles muchos pensaron que era una locura… y míralo ahora, pasando frente a mi local, silencioso y elegante. Con el tiempo dejó de sentirse ajeno y se volvió parte de nosotros.
La gente camina más, conversa más. A veces lo veo pasar frente a la iglesia y siento orgullo: no solo por lo moderno, sino porque demuestra que Cuenca puede avanzar sin perder su alma.
El tranvía nos recuerda que el progreso también puede tener ritmo antiguo,, detenerse un momento y unir nuestra historia con lo que queremos ser.
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AUSPICIO DE :
Pumapungo, la Puerta del Puma 🐆.
Aquí los cañaris levantaron templos y terrazas, y más tarde los incas construyeron uno de sus centros más importantes del norte. Se dice que Huayna Cápac tuvo un palacio aquí y que estos muros guardaron rituales dedicados al sol ☀️.
Hoy, al caminar entre las ruinas, ya no hay sacerdotes ni guerreros, pero la memoria sigue viva. Las piedras resisten al tiempo y nos recuerdan que las raíces de Cuenca son profundas 🌱.
El museo conserva piezas arqueológicas, vestimentas indígenas y colecciones únicas como las tzantzas shuar. Afuera, los jardines etnobotánicos 🌿 y el aviario con cóndores y loros rescatados 🕊️ muestran que la vida renace.
Para Cuenca, Pumapungo no es solo un museo: es infancia, paseos escolares y tardes tranquilas. Un lugar donde la historia sigue hablando en cada piedra.
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AUSPICIO DE :
🌿 Quimsacocha, la Memoria del Agua
Para los cañaris, estas lagunas eran sagradas: el agua guardaba la memoria de la tierra y lo que se ofrecía, el agua lo devolvía 💧.
Entre neblina y pajonales 🌫️, dejaban maíz y flores como acto de respeto, porque aquí aprendían a escuchar a la naturaleza.
Hoy, Quimsacocha sigue siendo fuente de vida.
De sus aguas nacen ríos que sostienen comunidades 🌎 y nos recuerdan que proteger el agua es proteger el futuro.
Estas lagunas no son recursos: son herencias.
Cuidarlas es continuar lo que los cañaris comenzaron. ♥️
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🌊 La Laguna y los Cañaris
Para los cañaris, las lagunas del Cajas no eran solo agua: eran ojos del cielo, lugares donde la Luna descansaba. Cada laguna tenía un espíritu y se le hablaba con respeto, como a un anciano sabio.
En estas alturas frías 🏔️, los cañaris llegaban con ofrendas de maíz, flores y piedras 🌾💐🪨, pidiendo armonía: que el agua fluya, que la vida crezca, que la comunidad permanezca unida.
Decían que quien escuchaba con paciencia el viento podía oír el susurro de la laguna, una voz tranquila que aconsejaba al caminante. Por eso cada laguna era un templo abierto, un puente hacia el origen y la memoria de sus antepasados.
Hoy, frente a estas aguas quietas, aún se siente esa presencia antigua y ese silencio que escucha. La conexión nunca se rompió… solo espera a quien se atreva a sentirla.
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